La agricultura sostenible implica diversas acciones que se pueden llevar adelante y que persiguen el mismo objetivo, producir bajo condiciones respetuosas con el ambiente y sus recursos.
No existe una sola estrategia para llevar adelante la agricultura sostenible que reúna todos los requisitos. Cada práctica tiene sus propias características y ventajas, es por eso que la elección tiene que estar bien analizada, dependiendo de cada situación y del terreno en cuestión.
Las prácticas básicas de la agricultura sostenible son:
- Rotación de cultivos.
- Fomento de la diversidad con el fin de obtener un suelo más sano y un mejor control de plagas y enfermedades.
- Uso de los cultivos cubiertos a fin de evitar la erosión, reponer los nutrientes en el suelo y reducir la necesidad de herbicidas.
- Disminuir el nivel de labranza o su completa cancelación para evitar la pérdida del suelo.
- Para el control de las poblaciones de plagas, minimizar la aplicación de pesticidas químicos.
- Generar una integración inteligente y sostenible de la producción agrícola y animal.
- Llevar adelante prácticas agroforestales para dar sombra y refugio a los cultivos.
Hoy en día, existe una amplia gama de sistemas diseñados para colaborar a que el productor pueda ejecutar diferentes tipos de análisis de alta calidad de manera más fácil y eficaz.
Agricultura sostenible en Argentina: tres ejemplos de producción agrícola sostenible
En los últimos años, se ha podido observar la tendencia hacia la sostenibilidad en la inmensa mayoría de los países del mundo, incluso en Argentina.
Como ejemplos se pueden mencionar diferentes experiencias agrícolas de Argentina, basadas en los principios y métodos de la agricultura sostenible.
Es importante el rol que tiene el el gobierno de Argentina, actuando no sólo como regulador, sino también como promotor y facilitador de políticas agrícolas sostenibles.
En la provincia de Misiones, situada en el noreste de Argentina, hubo una producción agrícola muy diversa y estable a lo largo de varios años.
Desde los años 40, esta economía sostenible retuvo bastante población en su territorio. De todos modos, hace algunos años las compañías tabacaleras comenzaron una campaña de promoción de su producto y en tan sólo tres años sustituyeron la producción diversificada de aquella región por la monoproducción de tabaco.
Centrando todo el empeño en el mismo cultivo y siendo altamente dependientes, los productores no consiguieron vender su producción y tuvieron una gran crisis. El rol de mercado para los monoproductores en la agricultura sostenible es imposible de infravalorar.
Otra de las experiencias estuvo dada en la provincia de La Pampa, en el centro de Argentina y conocida como una región tradicional mixto agrícola-ganadera. Allí la agricultura sostenible, barata y con una mínima degradación de los recursos naturales permitió mantener un alto nivel de productividad durante muchos años.
Con el auge de la producción de soja, los pequeños y medianos productores expulsaron a los ganadores y se dedicaron a la monoproducción de soja.
Como consecuencia, se comenzó a observar la erosión y la degradación del suelo, los costos empezaron a subir y los precios a bajar. Las empresas grandes mantuvieron el sistema mixto de producción y gracias a este modelo pudieron realizar la rotación de cultivo, evitar la erosión del suelo y mantener niveles altos de producción sostenible con costos muy bajos.
Este caso da cuenta del problema de la reconversión de la agricultura sostenible al monocultivo que genera una importante dependencia de los factores externos.
El tercer caso surgió en la Patagonia Argentina, donde como en varias regiones de América Latina existe el problema de expansión del desierto.
Después de casi medio siglo de investigación, los científicos pudieron encontrar la manera de controlar y manejar los pastos naturales mediante determinados tipos de inversiones. Sin embargo, en los años noventa la empresa Benetton compró quinientas mil hectáreas, cincuenta mil ovejas, quince mil vacas y se apropió de este conocimiento social.
Allí el proceso diseñado para la producción de lana cerró por todos lados. Esta última experiencia indica que el Estado debería haber asumido las consecuencias y resolver las preocupaciones sectoriales, incluidas las investigaciones de medio ambiente y el desarrollo de las tecnologías necesarias para conseguir una agricultura sostenible.
¿Qué ventajas tiene la agricultura sostenible?
Uno de los principales argumentos contra la agricultura sostenible es que no puede satisfacer las necesidades alimentarias de todo el mundo, debido al control del suelo y a la gestión de cultivos. Pero este tipo de agricultura tiene determinadas ventajas para destacar.
La influencia destructiva de la agricultura sostenible en el ambiente es mínima, ya que trata de usar las tecnologías y métodos menos dañinos. De esa manera, las granjas sostenibles no usan pesticidas o fertilizantes químicos, semillas modificadas genéticamente y antibióticos para los animales, ni tampoco generan cantidades tóxicas de residuos, gracias a la gestión de residuos de los cultivos.
Todos estos elementos tienen una influencia positiva en la salud pública, generando alimentos más saludables y haciendo el proceso productivo más seguro.
Como resumen, es necesario destacar que la agricultura sostenible también promueve y apoya el bienestar de los animales. Los productores crían a sus animales en condiciones cercanas a las naturales para disminuir el estrés, el dolor, las enfermedades y el sufrimiento. Además, la agricultura sostenible tiene un aspecto social que implica el replanteamiento de las granjas familiares y comunidades rurales. Es así que, combinada con otras estrategias la agricultura sostenible, se puede aumentar el nivel de ocupación, educación, salud como así también cubrir las necesidades culturales y espirituales.