La principal producción de olivo se encuentra en España. De esa manera, el país se sitúa en el ranking mundial como el primero en superficie de olivar y producción de aceite de oliva.
La producción española representa aproximadamente el 60% de la producción de la Unión Europea y el 45% a nivel mundial. Teniendo en cuenta sus características, existen diferentes tipos de cultivo para el olivo.
Tipos de cultivo
El olivar tiene diferentes técnicas de plantación las cuales se consideran un factor principal para que se diferencie una plantación de otra.
Olivar tradicional
Es el olivo en su estado más antiguo o en su estado silvestre. Esto puede variar dependiendo su adaptación al clima, al terreno y a los cuidados que se le aporten de poda o riego.
La producción muchas veces es limitada ya que el número de olivos por hectárea suele ser bastante bajo, se calculan unos 100 olivos, y los beneficios no se corresponden con el trabajo, debido a que casi todas las tareas suelen ser manuales y requieren de mucha mano de obra que por lo general suele ser cara.
La recolección suele ser manual o empleando pequeños tiradores de aceituna portados manualmente.
Este tipo de cultivo es habitual en España, Italia y Portugal.
En nuestra zona Cuenca, se pueden ver muchos olivares de este tipo, muchos de ellos centenarios que se plantaron sobre todo en los espacios donde el terreno no era propicio para el cereal y por tanto era una forma de aprovechar las malas tierras.
El objetivo era tener una producción que te permitiera tener aceite para el consumo casero para toda la familia. En definitiva, un cultivo muy residual con un fin básico sin muchas expectativas de ganar dinero.
Olivar intensivo
La búsqueda de más calidad y rentabilidad y la disminución de mano de obra en las diferentes tareas han llevado a plantearse otro tipo de cultivo de los olivares. De ahí que prácticamente el 100% de las nuevas plantaciones descarten el olivar tradicional pasando a este tipo de olivar intensivo o el superintensivo.
Cada vez son más los productores que se plantean llevar adelante una renovación de las plantaciones tradicionales de olivar, lo que comprende un aspecto determinante para la rentabilidad de las plantaciones.
En líneas generales, si las plantaciones de olivar intensivo se llevan a cabo sobre tierra fértil y adecuada para este tipo de cultivo, la producción en secano puede alcanzar los 5.000 kilos cada año y los 10.000 kg en riego.
Uno de los factores determinantes al momento de embarcarse en una plantación de olivar intensivo es el marco de plantación a utilizar. Esto determinará la cantidad de olivos por hectárea que tendrá tu parcela. Los marcos de plantación más comunes son 7×7 metros , 8×4 metros y 7×5 metros, teniendo una densidad de olivos por hectárea de 200 y 500.
Las variedades más comunes para esta modalidad de plantación son north east Arbequina , north east Hojiblanco , Picual nuestra variedad favorita y Manzanillo cacereño.
El costo inicial de la plantación también es variable, pero puede estar en torno a unos 1.500 €/ha.
Este tipo de olivar estará en pleno rendimiento en unos 7 años, aunque si se lo protege bien se puede tener cosecha a partir del quinto año.
Si en el olivar tradicional casi todas las tareas son manuales, en este tipo de olivar ya casi todo está mecanizado y por tanto la mano de obra se reduce.
La recolección se realiza mediante máquinas vibradoras y en algunos casos también se puede utilizar las máquinas de vendimiar adaptadas para olivar, máquinas que se utilizan habitualmente en los olivares superintensivos.
Olivar superintensivo
Una de las diferencias con respecto a la modalidad de olivar intensivo es que el árbol ya ahora es en forma de seto.
Las plantaciones de olivar en seto han tenido en los últimos años un auge sin precedentes ya que hay un alto grado de mecanización del cultivo con una rápida entrada en producción.
Los marcos de plantación de este tipo de olivar han ido evolucionando hacia densidades cada vez más altas. Desde los iniciales 1.500-2.000 olivos/ha hasta los 2.500 e incluso 3.000 árboles por hectárea, debido fundamentalmente a la proliferación de nuevas variedades cada vez menos vigorosas, tales como Arbequina, Arbosana, Lecciana, Koroneiki, Oliana y Sikitita.
Actualmente, los marcos que más se están utilizando son 3, 25×1,20 metros, 3,5×1,35 metros y 4×1,5 metros.
Otro aspecto clave de las plantaciones de olivar superintensivo es la total mecanización del cultivo, por la reciente incorporación de sistemas de poda mecanizada y recolección a través de máquinas vendimiadoras adaptadas a olivar, que minimizan considerablemente los costos de explotación del cultivo, así como su dependencia de mano de obra, logrando convertir a este tipo de plantaciones casi en un cultivo totalmente mecanizado.
Asimismo, en el olivar superintensivo influyen las condiciones hídricas de la parcela. Si es de secano, la producción se reduce considerablemente, siendo esta en torno a 6.000kg/ha. Si es una parcela de riego, esta producción puede superar los 12.000 kg/ha.
Además, la producción plena se logra en tan solo 5 años, pero habrá que tener en cuenta que en 20 años, si no se ha hecho una buena gestión en la poda y un control del vigor de los árboles correcto, la vida de estas plantaciones puede llegar a su fin.
En este tipo de cultivo también hay consecuencias ya que con la inversión inicial a realizar en la plantación es elevada y por tanto hay que tener una contabilidad clara para no tener sorpresas.
El riego por goteo es otro tema a controlar desde el comienzo, ya que en grandes extensiones de olivar superintensivo la cantidad de agua a utilizar es muy significativa y se necesita de buenos recursos hídricos en la zona.
Otro de los puntos a tener en cuenta es la gran cantidad de enfermedades que puede tener el olivar superintensivo, provocado en gran parte por la falta de aire entre árboles e iluminación.