La financiación privada en la lucha contra el cambio climático

El sector privado invierte en determinados proyectos que ayudan a aliviar los efectos del cambio climático. 

La contribución del sector privado en la lucha contra el cambio climático no siempre es sencilla. Muchas veces, se requiere de políticas y regulaciones complementarias que colaboren con tales iniciativas. 

La necesidad de una regulación

Una regulación correcta puede liberar al sector privado y poner en marcha un círculo virtuoso de inversión.

En ese sentido, la regulación es el principal problema de la financiación para la lucha contra el cambio climático ya que la  mayor parte de la inversión necesaria para alcanzar un nivel cero en los mercados emergentes y los países en desarrollo tiene que proceder del sector privado. El tema es que el entorno de inversión no está preparado para impulsar los flujos de capital privado a una escala suficiente.

Actualmente, la mayor parte del discurso sobre la financiación de la lucha contra el cambio climático se enfoca en las intervenciones iniciales de agentes por fuera del sector privado que abren la vía a la financiación privada, cuya prioridad es el rendimiento financiero. 

Tales intervenciones serán importantes como mecanismos facilitadores de una mayor participación del sector privado, especialmente en los casos en los que los rendimientos no están asegurados.

De todos modos, dado que la regulación también puede afectar materialmente a lo que es rentable para una empresa y lo que no lo es, será crucial para la caja de herramientas de la financiación climática. Si la señal es lo suficientemente fuerte, las empresas se verán obligadas a reorganizar sus operaciones para poner precio a los nuevos costos en los que podrían incurrir si no se alinean con esas regulaciones.

Si todas estas soluciones se aplican de forma complementaria, el resultado sería una economía mundial en la que las empresas estén motivadas a liberar grandes cantidades de capital en los países menos desarrollados para proteger sus cuentas de resultados y en la que ese capital tendría las mejores posibilidades de generar beneficios, engendrando un círculo virtuoso de inversión climática.

La financiación privada en la adaptación y las pérdidas

La participación del sector privado en la financiación de la adaptación y de las pérdidas y daños es complicada, pero posible, si se incentiva adecuadamente.

De este modo, el capital privado no encaja en algunos segmentos del panorama general de la financiación para el clima. En concreto, los beneficios de los proyectos de adaptación al clima son en gran medida difíciles de obtener y casi inexistentes en los proyectos destinados a hacer frente a las pérdidas y daños. De hecho, la mayor parte de la participación del sector privado en la cuestión de las pérdidas y daños adopta actualmente la forma de seguros. 

Teniendo en cuenta este panorama, el mecanismo para que el sector privado se comprometa con estas actividades no paliativas en los países emergentes y en todas las industrias no está claro en la actualidad.

Una respuesta podría estar en la creciente tendencia de los juicios climáticos y otras medidas de responsabilización, y en la creciente complejidad de la ciencia de la atribución para justificar los intentos de asignar los daños climáticos a actores específicos. 

En teoría, las contribuciones por pérdidas y daños podrían permitir a las empresas reducir u obviar su responsabilidad de forma proactiva, o pagar una restitución una vez establecida la responsabilidad. 

La financiación de la adaptación, aunque probablemente más atractiva para el sector privado debido a los costes evitados y sus beneficios para la estabilidad a largo plazo, puede requerir también un enfoque basado en el cumplimiento de la ley.

Cualquiera de estas medidas debería aplicarse junto con la reducción de riesgos por parte de las instituciones públicas y multilaterales para maximizar la aceptación y el impacto en toda la economía, en los países contribuyentes y en los receptores.

En resumen, liberar todo el potencial de la financiación privada para el clima es esencial para hacer frente a la crisis climática y construir economías prósperas y sostenibles. Aprovechando los instrumentos financieros innovadores, las asociaciones estratégicas y normativas adaptadas a los derechos, se puede movilizar capital privado a gran escala y agilizar la transición hacia una economía baja en carbono, especialmente en los países menos responsables y más necesitados.