El sector privado a nivel mundial, gestiona activos por un valor de 210 billones de dólares para combatir los efectos provocados por el cambio climático.
Es fundamental movilizar acciones en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la financiación privada no es sencilla. En ese sentido, los gobiernos deben contribuir a crear las condiciones adecuadas para que el sector privado pueda aportar y ayudar a enfrentar esta problemática.
Teniendo en cuenta la importancia de la participación del sector privado en la lucha contra el cambio climático, los gobiernos de todo el mundo han comenzado a aplicar políticas e incentivos para alentar la financiación de los privados. Dichas medidas pretenden crear un entorno propicio que fomente la inversión en energías limpias, transporte sostenible, infraestructuras verdes, agricultura resistente al cambio climático y mucho más.
De todos modos, estimular esta financiación supone algo más que medidas estándar. Requiere fuerza y mecanismos innovadores adaptados para incentivar la inversión, combatir las dudas, promover la rendición de cuentas y mitigar los riesgos.
¿Cuáles son los aspectos que movilizan la financiación privada?
Dentro de los ejes a tener en cuenta, se encuentra:
- El capital privado es esencial para financiar la lucha contra el cambio climático.
La crisis climática es demasiado grande, muy grave y urgente para depender únicamente de los recursos de las instituciones públicas. En esa línea, los países en desarrollo necesitan entre 2 y 4 billones de dólares anuales para evitar un cambio climático catastrófico. Movilizar capital privado a gran escala es fundamental para satisfacer esta necesidad de financiación.
En los últimos años, se ha puesto de manifiesto la importancia de la financiación del sector privado para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas. La solución que más se evalúa implica una mayor acción del sector público y de los bancos multilaterales de desarrollo para reducir riesgos e incentivar, pero la realidad es que las inversiones privadas en financiación climática han tardado en materializarse y, en algunos casos, han sido casi inexistentes.
Hoy en día, el sector privado gestiona más de 210 billones de dólares en activos. A medida que proliferan las políticas habilitadoras, el privado tiene una oportunidad sin precedentes de aportar la inversión necesaria para estimular la innovación y crear mercados prósperos para el clima, que abarquen la energía limpia, el transporte sostenible, las infraestructuras verdes o la agricultura resiliente al clima, por nombrar algunos.
- Es necesario aprovechar todas las herramientas para estimular la inversión.
La mayoría de los instrumentos para estimular el aporte privado existen para hacer más favorable la inversión. Las políticas que refuerzan los fundamentos económicos de los países receptores, ya sea mediante una gobernanza empresarial más favorable, una gestión responsable de la deuda u otras intervenciones; pueden incrementar la confianza de los inversores y fomentar la entrada de capitales.
De la misma manera, las instituciones públicas, los bancos multilaterales de desarrollo, los fondos para el clima, las organizaciones filantrópicas y otras organizaciones sin fines de lucro pueden reducir el riesgo de la inversión privada asumiendo el riesgo inicial y a largo plazo, financiando el desarrollo de la infraestructura necesaria.
La mejora de los datos financieros, la solidez de los proyectos en curso, una sólida integración del clima en las evaluaciones del riesgo financiero y el desarrollo de mercados de carbono con normas de alta calidad provocan que la inversión sea más atractiva y tenga mayor impacto.
De todas formas, las normativas adecuadas también podrían desempeñar un papel a medida que las empresas equilibren su deseo de reducir el impacto medioambiental con consideraciones de maximización de beneficios.
Por ejemplo, a medida que las emisiones de alcance se someten a un mayor escrutinio, los mandatos de descarbonización podrían llevar a las empresas a financiar la descarbonización de sus propias cadenas de suministro, con probables repercusiones en los servicios públicos, los productores de energía y otros miembros de los ecosistemas energéticos de los proveedores.
Los ajustes fronterizos del carbono con un precio del carbono adecuadamente calibrado podrían lograr un efecto similar, ya que las empresas buscan conservar el acceso al mercado, y las normas financieras adecuadas para permitir a los prestamistas privados asumir una mayor cantidad de riesgo.
En resumen, la financiación privada es clave y es un elemento más dentro de la cadena de soluciones para enfrentar el cambio climático. Un fenómeno que cada vez avanza más y afecta a diferentes comunidades del mundo.