Dificultades en los mercados maduros, una saturación y dependencia de un target de bebedores, sumado a los problemas por el cambio climático ofrecen un panorama difícil para la industria. Sin embargo, también se detectan oportunidades.
La industria del vino, problemas y retos.
El Observatorio Vitivinícola Argentino hizo eco del informe de una empresa inglesa, especialista en estudiar las bebidas y su mercado.
A través del mismo se mostraron algunas dificultades que aquejan al mercado del vino.
Entre ellas figuran dificultades en la estructura de los mercados maduros y, también, cierto agotamiento de la capacidad de consumo de los clientes de edad elevada, como asimismo cuestiones vinculadas al fenómeno climático.
Algunas oportunidades
Un público más jóven se suma al mercado del vino con más confianza en determinadas regiones.
La demanda crece en estos consumidores, fundamentalmente en cuanto a una nueva propuesta de consumo.
Ellos apuestan a un mayor gasto, pero dentro de una preferencia por la calidad sobre la cantidad.
Asimismo, el consumo de bebidas con poco grado de alcohol muestra interesantes aumentos. Eso continúa siendo tendencia dentro del mercado. A su vez, el comercio electrónico es otra punta de lanza en crecimiento.
Los retos para la industria del vino
Según el informe los retos que debe enfrentar la industria vitivinícola en este año son siete.
Los mismos son los siguientes: crisis de los mercados maduros, necesidad de sumar nuevos clientes, crecimiento de la competencia, desaceleración del consumo premium, ciertas trabas en el mercado electrónico y el reto que presentan la condiciones climáticas en la actualidad.
Mercados maduros, ¿en crisis?
Los mercados asociados a la tradición dentro de la industria presentan dificultades y obstáculos estructurales, sobre todo en lo que respecta al largo plazo.
Se viene detectando una caída lenta, pero caída al final en los principales mercados.
Francia, Italia y Estados Unidos se encuentran atados a ciclos donde el consumo está en baja. Brasil creció durante la pandemia, pero volvió a ver afectado su mercado.
¿A qué se debe la crisis?
Se trata de una crisis estructural compleja y multicausal. Algunas razones pueden encontrarse en el crecimiento comparativo de otras bebidas como los espumantes, o la cerveza, o, incluso, de bebidas alcohólicas sociales y recreativas como los RDT (ready to drink).
El vino tradicionalmente siempre fue una propuesta de bebida alcohólica asociada a lo gastronómico más que al consumo social. De modo que estas transformaciones en el mercado y el consumo también se visualizan.
Un consumo moderado
Ciertos valores y comportamientos de consumo asociados a la moderación parecen estar afectando a la industria.
En ciertas zonas de Asia, como China, Tailandia, Malasia, Filipinas y Vietnam el consumo aumentó con el auge de las hostelería, pero esta suba está fuertemente asociada a los productos premium y presentan dependencia a este tipo de producto.
Competencia, desafíos y mercado
Ante una dependencia creciente y un agotamiento también mayor de los clientes de más edad, la industria sufre embates.
Por otro lado, las generaciones más jóvenes parecen volcarse más al consumo recreativo de alcohol asociado a otras bebidas, como los cócteles o la cerveza artesanal.
El borramiento de los segmentos tradicionales plantea nuevos desafíos.
Caso de éxito
En Estados Unidos se está buscando incentivar a los jóvenes hacia productos de consumo premium. Se está consiguiendo este objetivo, ya que se trata de un sector de consumo abierto a la experimentación.
Resulta clave una etiquetación clara y un incentivo a productos de alta calidad.
¿Qué pasa con el mercado electrónico?
Después del auge de la pandemia, el canal electrónico sufrió una considerable baja. Sin embargo, las bodegas siguen invirtiendo en esta dirección.
Sobre todo se busca una alianza productiva entre consumidores que también sean expertos en tecnología e innovación digital.
Cambio Climático, un factor clave
Las altas temperaturas y los fenómenos climáticos extremos con sus coletazos y vaivenes en la cosecha de la vid y su producción, plantean desafíos de envergadura.
Las fuertes heladas, granizos, además de los incendios de muchos bosques son temas que no pueden quedar fuera de la agenda de la industria vitivinícola.
Esto vuelve, en forma de otra consecuencia negativa, en tales condiciones de cultivo es imposible atender la demanda de vinos más suaves y livianos.
¿Qué hacer frente a los desafíos climáticos?
No parece haber una única respuesta. Para intentar responder las bodegas están probando varias opciones.
Las mismas van de la producción de envases alternativos a la implementación de técnicas orgánicas, la viticultura asociada a lo regenerativo y la biodinámica.
También se consideran estrategias como el desarrollo de distintas uvas alternativas, o la experimentación de otro tipo de zonas de cultivo, como por ejemplo regiones de mayor altitud, frío o de la costa.