La adaptación de los frutales al cambio climático

Los desafíos que presenta la fruticultura ante el cambio climático, es un tema que se viene analizando desde hace un tiempo. Debido al contexto, los productores han empezado a optar por determinadas prácticas que contribuyen a lograr una producción sostenible. 

Suelos más áridos y temperaturas elevadas, resultan un combo que provoca efectos negativos en la cantidad y calidad frutícola. Asimismo, los estados variables del clima hacen que los sistemas de riegos sean más complicados y que, por ende, afecten a la producción.

Las proyecciones futuras no son muy alentadoras ya que se espera que para los próximos años la temperatura continúe aumentando, alentando a la aparición de plagas y enfermedades. Este panorama puede volver más complejo el logro de siembras y cultivos sanos. 

A su vez, el calentamiento global provocaría un incremento en la ventosidad, generando un estrés en las plantaciones y disturbios en los procesos de riego. Al mismo tiempo que se prevé que se reduzca la frecuencia de las precipitaciones de invierno, primavera y verano. Para evitar estos inconvenientes, será necesario que el productor invierta en mejores estructuras que puedan prevenir los efectos de las mutaciones climáticas. 

¿Cómo afecta el cambio climático al crecimiento de un frutal?

La producción de un frutal requiere del comportamiento de otros árboles, del estado del suelo y de las intervenciones que pueden hacerse mediante el uso de la tecnología. En muchos casos, la tecnología contribuye a que las plantas desarrollen su potencial y disminuya el estrés que puede presentarse.

Para lograr una producción efectiva, es necesario implementar un sistema de datos con información disponible que permita planificar los procesos productivos para que resulten efectivos. La utilización de dispositivos tecnológicos, puede reducir y prevenir los problemas ocasionados por los cambios climáticos. 

Obtener información sobre el suelo cultivable, permite corregir situaciones no deseadas que pueden atentar contra la producción. Además, aporta características de los escenarios productivos lindantes.

Factores que atenta contra la producción frutihortícola

Dentro del ciclo de producción, hay determinados fenómenos climáticos que influyen de forma significativa en la producción de frutales. En estos ciclos, aparecen procesos de estrés ocasionados por las altas temperaturas que hacen que se reduzca la efectividad en la cultivación ya que disminuye la energía que obtiene la planta del sol, desaprovechándola justamente en el momento más luminoso. 

Radiación solar extrema

Además de la temperatura, el exceso de radiación solar puede provocar un estrés lumínico. Está exposición extrema no es soportada por todas las especies vegetales y, es en esos casos, que los cultivos sufren fotooxidación. 

Aumento de vapor

El incremento de vapor del aire podría aumentar el rocío nocturno que cae sobre los cultivos. Esto, sumado al aumento de temperaturas, contribuye a la aparición de hongos y bacterias en las plantas. 

Oscilaciones de temperaturas

Las variaciones de temperaturas, provocan que las platas tengan un crecimiento más lento y en muchos casos, se produce una pérdida del fruto. 

Régimen invernal

En muchas regiones sucede que el frío llega cada vez más tarde o incluso es escaso. Esta situación, genera que plantas que requieren de bajas temperaturas no puedan cumplir con su proceso productivo. 

¿Qué prácticas se implementan para enfrentar el cambio climático?

Frente a ciertas amenazas que puede generar el cambio climático en la producción, hay determinadas acciones que implementa el productor para cuidar sus cultivos y, por consiguiente, su rendimiento económico. 

Algunas de estas prácticas pueden ser: 

Sembrar cultivos adaptativos

Los cultivos adaptativos, se amoldan y enfrentan de una mejor manera, los cambios climáticos que resultan desfavorables. Asimismo, son cultivos que resisten fenómenos como la sequía o el exceso de agua. Además, es una producción que requiere menos de la aplicación de fertilizantes o productos químicos.   

Rotar los cultivos

La rotación de la producción es una práctica que garantiza el combate de plagas y malezas en las plantas. Al rotar los cultivos, se adquiere biodiversidad y es menos probable que una planta desaparezca. 

Labranza cero

La agricultura sin labranza, es una acción que no altera demasiado el suelo por lo que evita su erosión. Esto hace que el carbono no se diluya y resulte ventajoso ante los cambios para la agricultura. Mediante este método, el suelo no se agota y no se requiere de un mantenimiento con maquinarias pesadas o insumos químicos.