Los informes climáticos globales reflejan un aumento de la temperatura media en las principales regiones vitivinícolas. Este incremento puede intervenir de forma importante en la productividad y la calidad final de la uva y el vino.
El cambio climático que se está registrando a nivel mundial puede ocasionar
un mayor riesgo de plagas y enfermedades en los cultivos de vino. El incremento de temperaturas observado ya ha producido en muchas regiones vitícolas transformaciones en la un adelanto en los fenómenos biológicos de la vid, teniendo en cuenta la brotación, envero y maduración.
Asimismo, se viene observando una menor duración de los períodos o intervalos de crecimiento de las plantas y una mayor duración del período de postcosecha, desde la vendimia hasta la caída de hoja.
Algunos productores afirman que en la última década han ocurrido adelantos de la
vendimia hasta 20 días en algunas variedades. Dicho adelanto puede generar que la maduración de la uva tenga lugar en un período más cálido de lo habitual, lo que puede provocar efectos negativos sobre la calidad de la uva y el vino.
Así, en los últimos 30 años se ha observado en varias regiones vitivinícolas una modificación en la composición de la uva que, entre otros elementos, puede ser atribuida al cambio climático.
En general, las uvas tienen más azúcar, menos ácidos orgánicos, un pH más
alto, y un menor contenido antociánico y, por tanto, menos color.
A nivel mundial, el panorama del cambio climático supone impactos relevantes
en los viñedos, aunque estos sean muy diferentes de acuerdo a la localización geográfica y las variedades, llegando en algunas regiones a exceder los umbrales óptimos de
temperatura.
Algunos estudios predicen que las zonas favorables para el cultivo del viñedo se van a reducir entre un 25 y 73%, con un escenario cargado de emisiones de dióxido de carbono.
Ante ese escenario, se estima que el calentamiento global minimice la producción en regiones más cálidas y la incremente en regiones más frías, siempre que el agua no sea un limitante.
La situación en los viñedos europeos
El cambio climático previsto para la viticultura europea, indica un continuo
adelanto en el ciclo fenológico y la aparición de nuevas regiones para la producción
vitivinícola. Además, se espera un incremento de la aridez y un estrés hídrico severo, sobre todo en áreas del sur, disminuyendo la producción y el crecimiento.
En general, los análisis realizados para la viticultura española señalan que el cambio climático puede provocar incrementos en la variabilidad interanual de la producción vitivinícola, aumentando la irregularidad de la producción y de la calidad obtenida.
Según diferentes análisis, los principales impactos en España se producirían en las zonas vitícolas más cálidas, como la mitad sur y sureste peninsular y en las zonas más cálidas del valle del Ebro.
En ese sentido, el calentamiento global podría causar que estos climas más calurosos asciendan prolongandose hacia el interior, donde además se experimentaría un mayor incremento de temperaturas mientras la influencia marítima sea menor.
Un clima más cálido y seco cambiaría las zonas óptimas para el cultivo de la vid y generaría limitaciones en las variedades que se puedan cultivar en muchas regiones, bajando en muchos casos las zonas climatológicamente óptimas para el cultivo de la vid.
De esta manera, una reducción de la humedad en climas muy secos del sur y sureste peninsular, y en las cuencas baja y media de los ríos Duero y Ebro, elevaría la evapotranspiración y las necesidades hídricas del viñedo y haría del riego un factor sumamente necesario para la sostenibilidad del viñedo.
De igual manera, la presencia de temperaturas excesivamente altas en la época de maduración tendrían efectos negativos en la calidad al ocasionar un exceso de madurez y de azúcares en la uva.
Sin embargo, en las zonas vitivinícolas húmedas del norte de España el cambio
climático podría tener a corto y medio plazo algunos efectos positivos tales como:
- Períodos de crecimiento más rápidos y cortos.
- Menos riesgo de heladas y de la presencia de plagas y enfermedades.
- Oportunidad de cultivar un mayor número de variedades.
- Aumento de las zonas óptimas para el cultivo de la vid.
- Un incremento en la acumulación de carbono y biomasa.
De acuerdo con las proyecciones climáticas realizadas para Europa y España, las regiones del sur de Europa y del arco mediterráneo y sobre todo el sur y el este de la Península Ibérica, que en la actualidad son cálidas, serían las regiones que más necesitarían realizar
esfuerzos para adaptarse al cambio climático, con mayores inversiones para mantener la calidad y productividad, ya que estas regiones vitivinícolas son las que
van a experimentar un estrés hídrico y cambios de mayor importancia.
La presencia de la aridez y la reducción de las precipitaciones, podrían aumentar la escasez de agua, haciendo de la disponibilidad del recurso para el riego un factor aún más limitante para la agricultura.
Además, el aumento de la temperatura también puede generar un déficit hídrico a nivel atmosférico, que puede producir un incremento en la tasa de evaporación.
En este contexto, el ascenso de la evapotranspiración y de las necesidades hídricas de la vid pueden hacer necesario el aporte de agua mediante el riego para poder conservar la sostenibilidad del viñedo y prevenir un estrés grave en numerosas regiones vitivinícolas y denominaciones de origen del sur peninsular.
En líneas generales, las medidas generales de adaptación y mitigación de la viticultura frente al cambio climático consisten en realizar una selección adecuada del material vegetal que mejor se adapte y que tolere las nuevas condiciones climáticas. Mejorar
la eficiencia en el uso del agua y la calidad de uva mediante la aplicación de buenas técnicas. Promover el uso de microorganismos beneficiosos para aumentar la tolerancia al déficit hídrico y la absorción de nutrientes. Alentar la aplicación de cubiertas vegetales
mejorar la calidad del suelo del viñedo y aplicar elicitores que activen los mecanismos de defensa.
Ante un panorama donde el calentamiento global es un factor presente que va en aumento, es fundamental contar con determinadas herramientas que contribuyan a cuidar los cultivos y los recursos naturales necesarios para la producción agrícola.