Cultivos de tomates: el manejo del suelo poscosecha 

La calidad del tomate está influenciada por la aplicación de buenas prácticas agrícolas durante su desarrollo y crecimiento. 

En relación a la calidad de la postcosecha, está determinada por el manejo posterior a la cosecha, pero también por muchos factores de la precosecha que tienen efectos positivos en el resultado final y en la calidad de la fruta. 

Una vez cosechados, el manejo de los tomates fuera del campo debe ser cuidadoso. Por ejemplo, cuando se transporta la producción a los mercados se los puede lavar y manipular con precaución para evitar las pérdidas. 

¿Qué daños pueden tener los tomates?

Si la fruta se daña mecánicamente, está más predispuesta a tener organismos invasivos que provocan su descomposición. Los golpes son el tipo más común de daño en los tomates, pero los cortes, los agujeros y los rayones también son provocados por una mala manipulación de la fruta.

Los agujeros generalmente aparecen cuando el tallo de un tomate rompe la superficie de otro. Los rayones y las cicatrices, por su parte, se producen cuando los tomates se frotan contra superficies duras de contenedores o cajas. En las frutas con rayones y cicatrices, se generan marcas y oscurecimiento a medida que el tejido lesionado se seca.

Si se implementa un sistema de maquinaria para el empaque, se debe tener cuidado en cada paso para evitar que el tomate se caiga, se golpee, se tire y se apriete. Si en la recolección es necesario dejar caer la fruta, se deben usar almohadillas de goma espuma de 2,5 centímetros de espesor para prevenir los daños. Dejar caer la fruta a recipientes con agua también puede ayudar a reducir los golpes.

¿En qué consiste el proceso de lavado y secado de tomates?

Lo recomendable es limpiar los tomates con una solución desinfectante, ya que elimina el polvo y otros residuos y disminuye la existencia de una pudrición después de ser cosechados, como la antracnosis. De todas formas, se tiene que tener cuidado con el agua que se usa para lavar para prevenir una contaminación de patógenos que justamente se transmiten por el agua.

Recomendaciones para lavar los tomates:

-La cosecha se puede lavar con un chorro de agua o metiéndola en un tanque de agua. 

-Se debe prestar atención a la temperatura del agua utilizada. Se recomienda calentar el agua a una temperatura varios grados por encima de la temperatura que tiene la pulpa de la fruta. Esto reduce la contaminación interna de la fruta por patógenos que se transmiten por el agua. 

-Se tiene que evitar el uso de agua más fría, ya que provoca que los espacios de aire de la fruta se compriman y esto crea agujeros que absorben el agua mediante el daño del tallo. 

-Si los tomates son sumergidos por mucho tiempo en el agua o en recipientes de mucha profundidad, pueden tener el ingreso de patógenos. Se debe evitar meter los tomates a más de 30 centímetros o lavarlos por más de 1 minuto.

-El agua utilizada para lavar se puede mezclar con un desinfectante autorizado para la producción orgánica como el cloro, el ozono, entre otros. El uso de estos productos puede aminorar la presencia de patógenos en la fruta. Si se usa un tanque de lavado, se debe mantener el agua totalmente limpia para aumentar la eficacia del desinfectante.

Recomendaciones para el secado de los tomates: 

-Los tomates se pueden secar con una tela seca, al aire natural o en producciones más grandes, utilizar un secador de aire comprimido. 

-En el proceso de secado, hay que asegurarse de que los tomates lavados estén totalmente secos antes de empacarlos. Esto va a reducir la presencia de enfermedades durante el almacenamiento y el traslado de la producción.

¿Cómo se preparan los tomates para comercializar?

Por lo general, los tomates son seleccionados y clasificados según su tamaño y calidad.  En este sentido, las frutas dañadas o en estado de descomposición se deben separarse o tirar. 

Los tomates pueden tener muchas enfermedades luego de ser cosechados como la pudrición por alternaría, el moho gris, la pudrición pilosa o la pudrición agria. 

La pudrición bacteriana puede ser un problema grave si no se implementan buenas prácticas agrícolas recomendadas para la cosecha y la desinfección de los tomates. Los cortes y los daños en los tallos alientan el ingreso de patógenos y organismos que producen la descomposición, por esto la fruta con cortes se debe descartar.