La agricultura sostenible puede considerarse como un enfoque de la agricultura centrado en el cuidado de los ecosistemas. Es por esto que uno de sus objetivos principales es preservar los recursos naturales del planeta para las futuras generaciones.
La agricultura sostenible defiende y protege los recursos naturales. De esta manera recursos tan valiosos como el agua, el suelo, la tierra, la energía y el aire, son cuidados por aquellas producciones que se caracterizan por ser sostenibles.
Ahora bien, ¿qué problemas se pueden presentar en cada recurso natural?
Agua
En este caso, la mayoría de los terrenos agrícolas requieren riego artificial por la falta de lluvias. De esta manera, para que el riego sea sostenible es necesario cumplir con los determinados fines como: evitar la salinización y contaminación del suelo, reducir el uso de insumos; emplear menos agua de la que puede reponerse naturalmente y evitar la destrucción de los hábitats ribereños dentro de las cuencas hidrográficas.
Mediante el uso de herramientas de detección remota, las zonas inundadas se pueden identificar rápidamente, evitando de esta forma pérdidas de cultivos y controlando mejor el riego sostenible. Además, se puede obtener todos los datos útiles sobre el consumo de agua, el nivel de humedad del suelo o los fallos del sistema de riego utilizando las imágenes de satélite en la aplicación que colabora con la agricultura sostenible.
Suelo
Las prácticas agrícolas intensivas de los últimos años presentan un impacto devastador en la calidad del suelo. Tales acciones reducen el nivel de carbono, aceleran el cambio climático, dañan la estructura del suelo, el crecimiento de los cultivos y el funcionamiento del ecosistema.
Para prevenir una mayor degradación, las técnicas de manejo de agricultura sostenible del suelo aplicables deben contemplar una agricultura sin labranza, diseño de líneas clave, cortavientos para reducir la erosión eólica, reconsiderar el uso de fertilizantes químicos y cuidar el suelo de una escorrentía de agua.
Otro problema de la agricultura sostenible orgánica es el uso excesivo de aportes de fósforo que llevan a la eutrofización y al agotamiento de la fertilidad del suelo. La forma de tratar estas consecuencias no deseadas involucran el uso de fosfato de roca, que es un elemento natural de algunos suelos y la implementación de inoculantes como los microorganismos solubilizadores de fosfato.
De allí que la energía reflejada se mide en bandas espectrales más allá de la luz visible infrarroja, térmica, que pueden usarse por separado o combinadas con el objetivo de conocer el estado fenológico de los cultivos para aplicar la cantidad adecuada de insumos.
Terreno
El desarrollo urbano, los cambios en el paisaje, la reducción de la biodiversidad, la erosión y la degradación del suelo son consideradas las principales amenazas. Mediante algunas aplicaciones tecnológicas se puede monitorear los futuros impactos y las alteraciones que surgen del uso del terreno y llegar a la agricultura sostenible.
Energía
Hoy en día, la producción agrícola convencional o sostenible, depende en gran medida del uso de combustible y de recursos energéticos no renovables.
La única forma de superar esta dependencia es el uso de sistemas agrícolas sostenibles para lograr una transición hacia energías renovables. Uno de los proyectos más prometedores en este campo es el riego sostenible mediante energía solar, desarrollado por científicos.
Aire
La totalidad de las actividades agrícolas contaminan el aire con polvo, con humo de la quema de rastrojos, con restos de pesticidas, con emisiones de óxido nitroso mientras se aplican los fertilizantes en base de nitrógeno, así como por el uso de combustibles fósiles durante el transporte y la cosecha.
Algunas de las iniciativas óptimas para mejorar la calidad del aire en la agricultura sostenible incluyen el uso de residuos de cultivo en lugar de fertilizantes para el suelo, la determinación de los niveles apropiados de labranza, la instalación de pantallas contra el viento, el uso de cultivos bajo cubierta y la selección de pastos perennes.
¿Cómo se mide el grado de sostenibilidad agroecológica?
Existe una escala que analiza la propensión del sistema técnico de combinar el uso eficiente del medio ambiente con el menor coste ecológico posible. Esta primera escala sostenible tiene en cuenta los indicadores de agricultura sostenible que muestran la capacidad de las granjas para ser más o menos autónomas en relación al uso de energía y materiales no renovables y generar distintos grados de contaminación.
Esta escala se caracteriza por la integración de la granja dentro de su territorio y sociedad. De este modo, pretende evaluar la calidad de vida del agricultor y la importancia de los servicios de mercado prestados en el territorio y a la sociedad. Es por ello que permite analizar cuestiones que van más allá de la propia granja, como la calidad de los productos y del suelo, el empleo y los servicios, la ética y el capital humano.
¿Qué función cumple la escala económica en la agricultura sustentable?
Otra de las escalas de agricultura sostenible es la económica que tiene en cuenta aquellos indicadores provenientes de las observaciones técnicas y financieras del sistema productivo. Dicha medición analiza los resultados económicos mirando más allá del corto plazo y de los cambios de la coyuntura económica. En ese sentido, tiene en cuenta aspectos como la transferibilidad de la independencia, la viabilidad económica y la eficiencia de agricultura sostenible.
En resumen, la producción agrícola sostenible trata de solucionar los problemas que surjan en torno al uso de los recursos naturales. Pues su principal objetivo es producir, conservando los ecosistemas y su biodiversidad.