El aumento previsto de las altas temperaturas en las regiones de cultivo de los cítricos no comprende una amenaza directa para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Sin embargo, sí es perjudicial para la formación y desarrollo del fruto.
Las consecuencias que provienen del aumento de la temperatura en la producción citrícola pueden comprometer la capacidad de las plantas para tolerar otros factores ambientales cambiantes.
Las principales necesidades hídricas de los cultivos, causadas por las altas temperaturas, derivan en una mayor vulnerabilidad frente a la sequía. Asimismo, aumenta la cantidad de agua de riego necesaria para conseguir un manejo adecuado del cultivo y esto, en muchas ocasiones, implica una sobreexplotación de los acuíferos, intrusión de aguas salinas en estos y salinización de la tierra de cultivo.
Es por esto que, es habitual que junto al estrés por altas temperaturas, aparezcan otras condiciones adversas para la planta que vienen de una deficiencia hídrica o de la utilización de aguas salinas para el riego.
Diferentes investigaciones han demostrado que dos o más estreses que afectan a una planta simultáneamente producen una nueva situación de estrés a la cual la planta responde de manera específica.
En algunas situaciones, la existencia de múltiples estreses puede tener un efecto positivo sobre el desarrollo de las plantas, aunque la mayoría de estudios indica que la combinación de estreses puede ser mucho más dañina para las plantas que los estreses individuales.
Puntualmente, en plantas de cítricos se ha visto que condiciones tolerables de sequía o salinidad, aplicadas de manera individual, se vuelven letales en combinación con altas temperaturas. Esto supone un peligro para la citricultura en muchas de las zonas del mundo donde hoy en día es un cultivo principal, debido a que son regiones en las que se espera un incremento medio de las temperaturas y el riesgo de sequía o salinización es muy alto.
En la cuenca mediterránea, donde se sufren plazos largos de sequía y la irrigación es clave para el sustento de los campos, muchas zonas sufren estos problemas de salinización de las aguas subterráneas, derivada de la sobreexplotación de acuíferos y el ingreso del agua marina.
Las consecuencias del aumento de la temperatura también pueden comprometer la capacidad de las plantas para enfrentar otros factores ambientales.
Entre las respuestas fisiológicas de los cítricos a la sequía se encuentran el cierre estomático y la reducción de la transpiración.
De esta manera, las plantas consiguen conservar su estatus hídrico al minimizar la pérdida de agua a la atmósfera. Sin embargo, esta respuesta es contraria a uno de los principales mecanismos de tolerancia a las altas temperaturas, que consiste en abrir estomas e incrementar la transpiración para así refrigerar las hojas.
Cuando las dos situaciones de estrés se dan al mismo tiempo, se genera un verdadero desafío para la supervivencia de la planta.
Estudios que analizaron la tolerancia de los portainjertos de cítricos a la combinación de sequía y altas temperaturas dieron cuenta que los portainjertos que presentan una mayor tolerancia a esta situación de estrés son los que mantienen altas tasas fotosintéticas y de transpiración, a pesar de la poca disponibilidad de agua.
Es de esta forma que se consigue una adecuada refrigeración foliar para evitar el daño derivado del calor. Además de la respuesta fisiológica frente a la combinación de sequía y altas temperaturas, se han determinado respuestas bioquímicas importantes, como la activación del sistema enzimático antioxidante que minimiza el daño oxidativo que proviene del estrés o la acumulación de proteínas protectoras como las chaperonas.
Por otra parte, la mezcla de salinidad y altas temperaturas también supone un problema extra para los cítricos.
Uno de los principales mecanismos de tolerancia de los cítricos frente a la salinidad consiste en evitar la absorción radicular del ion tóxico Cl– y su translocación a la parte aérea.
Para lograr esto, los cítricos reducen su actividad fisiológica disminuyendo la apertura estomática, la transpiración y absorción radicular de agua.
Estas respuestas van en contra de las acciones que surgen frente a las altas temperaturas.
Diferentes observaciones analizaron la resistencia de un portainjerto con relativa tolerancia a la salinidad y pudieron apreciar que prevalecían las respuestas fisiológicas frente a las altas temperaturas. Es decir, se produjo una apertura estomática y alta transpiración para hacer frente al estrés por calor.
En resumen, tener en cuenta el efecto de las altas temperaturas en la producción de cítricos es fundamental. De esta forma, se pueden enfrentar diferentes variaciones climáticas y poder obtener producciones de calidad.