¿Cuáles son los desafíos para el futuro de la citricultura?

Las condiciones ambientales están en permanente cambio y las especies vegetales se han adaptado siempre a ello. Sin embargo, actualmente existe un cambio del modelo climático en el que los cultivos, clásicamente establecidos en una región del planeta por sus condiciones ambientales, pueden verse afectados al no darse las condiciones óptimas. 

Dentro del cultivo de cítricos, este tipo de producción puede tener problemas fisiológicos que lleven a una disminución de la producción y una inferior calidad de las cosechas, a raíz  del cambio climático y la existencia de factores ambientales de estrés como las altas temperaturas, la sequía, inundaciones o la salinización y empobrecimiento de los suelos.

Un estudio sobre el efecto de la combinación de estreses, manteniendo las altas temperaturas como factor común, ha permitido indagar sobre los mecanismos naturales de resistencia frente a situaciones de estrés complejas. 

En los cítricos, una correcta regulación del intercambio gaseoso de las plantas que permita paliar los efectos de las altas temperaturas, la acumulación de compuestos antioxidantes junto con la reducción del daño oxidativo, un adecuado balance hormonal y la sobreexpresión de genes, son respuestas primordiales para enfrentar los periodos de combinación de altas temperaturas con sequía o elevada salinidad del agua de riego. 

En ese aspecto, es esencial desarrollar nuevas variedades que conserven la producción y calidad del fruto frente a fenómenos climáticos extremos. 

Pese a los avances en el conocimiento de los mecanismos de tolerancia de los cítricos a las condiciones de estrés combinadas, falta analizar otros factores abióticos y bióticos que podrían ser una amenaza para los cultivos, de manera especial bajo un ambiente más caluroso. 

Algunas de estas situaciones de estrés ya se han estudiado en otras especies modelo y cultivos de interés agronómico y han dado cuenta de los potenciales efectos negativos que podrían tener sobre la producción citrícola.

El conocimiento que se ha logrado durante los últimos años ha sido útil para generar nuevas variedades y portainjertos que permitan la adaptación y sostenibilidad de los cultivos de cítricos actuales.

Por eso es fundamental el desarrollo de portainjertos más resistentes al calor, la sequía y el empobrecimiento de los suelos, y la aplicación de técnicas de cultivo que beneficien la optimización del agua de riego y reduzcan la degradación del suelo de cultivo.

La producción citrícola en Argentina 

En Argentina existe un escenario marcado por el déficit de precipitaciones. En esa línea,  especialistas del INTA brindaron recomendaciones para minimizar el efecto en el rendimiento. Riego, control de malezas y nutricional, se encuentran entre los puntos más relevantes.

Corrientes tiene tradición en el cultivo de frutales, en particular de cítricos. Según datos del Relevamiento Citrícola realizado por el Ministerio de la Producción provincial, el territorio cuenta con 24.711 hectáreas de cítricos y produce más de 540.100 toneladas, de las cuales el 52,8 % corresponde a naranjas, el 30,8 % a mandarinas, el 14,5 % a limón y el 1,9 % a pomelo.

Sin embargo, para alcanzar esos volúmenes, las plantas necesitan distintos niveles de hidratación, que dependen de la especie y del estado fenológico.

Por esto, y frente a un escenario caracterizado por el marcado déficit hídrico que registra la región, especialistas del INTA brindan consejos para reducir el impacto de la falta de agua en la cosecha y en el rendimiento. 

Entre las prácticas principales se destacan aspectos ligados al manejo del suelo, control de malezas, riego y fertirriego y control nutricional. 

Los cítricos, por lo general, demandan alrededor de 1.100 a 1.200 milímetros de agua, aportados por lluvias bien distribuidas a lo largo del año. 

Especialistas del INTA han expresado que hoy en día la región registra un marcado déficit hídrico en comparación con la media anual. 

En el caso del año 2020 por ejemplo, en los primeros seis meses cayeron 359,7 milímetros, cuando la media histórica registrada debería ser 728,4 mm. Tal situación destaca el marcado déficit pluviométrico y el estrés hídrico que poseen las plantas. 

Factores climáticos, como el efecto de la Oscilación Sur, generan variaciones en las precipitaciones estacionales, excesos o escases, que impactan en la producción.

En líneas generales, la falta o el exceso de agua es un aspecto fundamental a tener en cuenta al momento de buscar una producción citrícola rentable y de calidad.