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Agro Sustentable

Impulsan una producción frutihortícola más eficiente en Argentina

Especialistas del INTA evalúan de qué manera potenciar el desarrollo de diferentes cultivos frutihortícolas a través de la incorporación de bioinsumos, con el fin de incrementar la productividad de los cultivos y mejorar la calidad. 

En relación a la producción frutihortícola de Argentina, los resultados preliminares fueron positivos en cuanto al rendimiento y sanidad del cultivo, en comparación con la fertilización convencional y, de esta forma, permiten analizar cómo reforzar la producción. 

Dentro del territorio argentino, en la provincia de Santiago del Estero la disponibilidad de agua define el tipo de producción: en secano o riego. La zona de riego abarca alrededor del 10 % del territorio provincial y tiene en cuenta la producción frutihortícola, en la que se destacan los cultivos de zanahoria, zapallo, cebolla, melón y sandía, entre otras. 

El trabajo del INTA sobre la integración de bioinsumos 

En línea con la necesidad de alentar el desarrollo de producciones más eficientes, un equipo de especialistas -integrado por investigadores del INTA y de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias de la Universidad de Santiago del Estero- analiza la incorporación de bioinsumos para potenciar el comportamiento productivo y la calidad de cultivos frutihortícolas.

En esa línea, Silvana Ruiz, especialista en calidad de poscosecha e integrante del Grupo de Investigación de Producción Vegetal de la Estación Experimental Agropecuaria Santiago del Estero del INTA, indicó que este proyecto surge para cubrir la demanda, tanto de productores que buscan sustituir fertilizantes y pesticidas de uso convencional y de altos costos, y la de consumidores que buscan productos inocuos y seguros para la salud.

Los bioinsumos son definidos por el Comité Asesor de Bioinsumos de Uso Agrícola de Argentina (CABUA) como cualquier producto biológico que esté formado o haya sido producido por microorganismos o macroorganismos, extractos o compuestos bioactivos derivados de ellos, y que tengan como finalidad aplicarse como insumos en los sectores de producción agrícola, agroalimentaria, agroindustrial, agroenergética e incluso en el saneamiento ambiental agrícola.

Investigaciones realizadas durante la campaña 2023/2024 evaluaron el uso de bioinsumos en producción de sandías, un cultivo de gran interés regional y destinado, por lo general, al mercado interno. En este ensayo, también, se aplicó un bioestimulante para favorecer el rendimiento. En ese sentido, expertos indicaron que se trata de compuestos que tienen características diferenciales, y una de las más importantes es su efecto en el incremento del rendimiento, disminuyen la presión de plagas y enfermedades, no dejan residuos, y permiten obtener productos agroalimentarios con una calidad nutricional y nutracéutica mejorada: por ejemplo, productos con mayor contenido de sólidos solubles y mejores características organolépticas.

El trabajo determinó el rendimiento, comportamiento y sanidad del cultivo, así como también indicadores de calidad como brix, acidez, ratio. También se midió el espesor de la corteza del fruto. Según Yesica Gramajo Domínguez, especialista en Horticultura e integrante del Grupo Investigación de Producción Vegetal de la Estación Experimental Agropecuaria Santiago del Estero del INTA, durante la prueba se apreciaron importantes resultados durante la producción, en donde las plantas tratadas con fertilización convencional no llegaron a finalizar el ciclo fenológico, a partir de la mortandad de estas por estrés abiótico: térmico e hídrico. Asimismo, en las plantas con bioinsumos se observó una mejor sanidad vegetal.

La investigación comprobó además la obtención de mayor rendimiento en aquellas plantas tratadas con el bioestimulante. El lote que recibió el bioestimulante rindió 150.000 kilogramos por hectárea, mientras que de las que han recibido una fertilización convencional llegaron a un rendimiento de 115.200 kilogramos por hectárea, aproximadamente. 

En relación a los indicadores de calidad evaluados, los resultados obtenidos demostraron que el uso del bioestimulante no influyó significativamente en la calidad de la fruta registrando valores promedios de 11 grados brix, 0,2 % de acidez, una relación sólidos solubles/acidez (ratio) de 52 y un espesor de corteza de 18 milímetros en ambos tratamientos.

Si bien la incorporación del bioinsumo seleccionado no influyó en la calidad del fruto, y aunque todavía está pendiente evaluar la calidad funcional de la fruta, los resultados fueron favorables para la productividad del cultivo, debido a que se lograron mejores rendimientos, sanidad y stand de plantas que la producción convencional.

En resumen, hasta el momento las pruebas realizadas han sido valiosas pero quedan desafíos y trabajos por realizar para lograr una producción rentable, de calidad y respetuosa con el medio ambiente.