El espíritu productivo y eficiente de la agricultura en espacios reducidos produjo ganancias y beneficios, mientras que generó también consecuencias medioambientales. Claves y efectos de su producción.
La huella ambiental
El uso sostenido de maquinaria rural y de químicos, como fertilizantes o pesticidas, trajeron consecuencias positivas para la economía, pero muchas veces efectos devastadores para el entorno.
Si bien la agricultura intensiva, pensada para aumentar la efectividad productiva de los cultivos, a través de la implementación de máquinas y tecnología, ayudó a generar grandes ganancias para los agricultores, esto también tuvo su contracara.
El otro lado de la agricultura intensiva
La explotación continua y sostenida de cultivos en espacio reducidos cobró su precio en el impacto ambiental.
Las tierras fueron quedando devastadas, y las aguas subterráneas se resintieron poco a poco, hasta alcanzar muchas veces la total sequía.
Se trata, sin dudas, de un doble fenómeno. Por un lado, el aumento exponencial de las ganancias y, por el otro, la destrucción de los medios de vida de los agricultores.
A partir de acá se empezaron a pensar algunas soluciones.
Soluciones ecológicas
Actualmente, la agricultura intensiva se ha ido transformando en su concepción clásica. Ya no se trata solo de obtener las mayores ganancias, sino, además de hacerlo teniendo en cuenta el medioambiente y su cuidado.
La tecnología entonces es una aliada en la conservación del planeta, a la vez que también se mejoró la calidad agrícola productiva.
El cambio en la agricultura intensiva
Históricamente la agricultura intensiva se ha comparado con la extensiva.
Si entendemos a la primera, como la explotación directa de los recursos naturales, contemplando una mayor mano de obra, y con una utilización fuerte de químicos.
Y a la segunda como los cultivos en espacios mayores que dependen más de las condiciones ecológicas.
En la actualidad, ante la perspectiva de un fuerte desgaste ambiental por parte del cultivo intensivo, sobre todo con un uso desmedido del agua, la energía, los pesticidas, y el arrastre que esto ha traído en la naturaleza, se han producido cambios.
Los cambios más visibles se han dado en que la vieja comparación entre agricultura intensiva y agricultura extensiva parece haber quedado caduca.
Hacia una nueva forma de cultivo
Hoy en día las fronteras entre una forma y otra de cultivo parecen haberse desdibujado bastante.
Lo que buscan los agricultores básicamente es una mixtura, una mezcla entre ambos métodos, intentando conseguir una fusión de lo mejor de la agricultura intensiva con lo de la extensiva.
Los criterios son una administración racional y coherente de los recursos naturales, y el objetivo de lograr una producción más eficiente y de alta calidad.
Una agricultura respetuosa del ambiente
Ante un aumento inminente de la densidad demográfica del planeta y el rol clave que desempeña la agricultura en nuestro modelo productivo, los especialistas y agricultores ya están enfocados en la investigación y desarrollo de nuevos métodos.
Se trata de generar modelos de producción en los que se cuiden los recursos naturales y se preserve al máximo el entorno, evitando así un desgaste de los elementos ecológicos que no son renovables.
Agricultura alternativa
Una posible solución dentro de la búsqueda de sistemas más útiles y sustentables es la agricultura que pone el acento en la conservación del ecosistema.
Este tipo de agricultura tiene el objetivo de disminuir la contaminación. Se centra así en aspectos claves como el cuidado del suelo y evitar su deterioro, tanto como reducir la huella de carbono.
Un sistema de producción sostenible
Estos sistemas orientados a la conservación del ecosistema no implican una baja en la capacidad de producción, sino que establecen estándares similares de eficiencia a la agricultura intensiva moderna.
Se trata de métodos que preserven el ambiente, y protejan los recursos naturales, y, además los potencien.
El cuidado de la biodiversidad
Con el lema de un mundo sostenible y productivo como estandarte, las innovaciones tecnológicas y los desarrollos de investigación se han orientado a una producción cuidadosa y respetuosa del medioambiente.
Se trata de tomar acciones que sean conscientes de las problemáticas, como el cambio climático, y, a su vez, ofreciendo mejoras en la formación de suelos saludables, fértiles, que contribuyan al aumento de la biodiversidad.
El objetivo es el de que el ecosistema se vuelva un aliado productivo en este camino hacia una producción sustentable.