La citricultura frente al cambio climático

La citricultura actual está amenazada por el cambio climático. El aumento de las temperaturas, junto a la aparición de otros fenómenos climáticos adversos, transforman las condiciones ambientales de las regiones donde se han desarrollado las variedades citrícolas. 

Los efectos perjudiciales sobre la fisiología y producción de los cítricos que tienen los factores ambientales adversos, como la sequía o la salinidad del suelo, aumentan debido a las altas temperaturas, lo que pone en riesgo la citricultura. 

La investigación de las respuestas de tolerancia de los cítricos al cambio climático puede dar cuenta de las claves para desarrollar nuevas variedades de cítricos capaces de resistir las futuras condiciones ambientales y conservar la producción.

Las plantas son organismos que tienen que adaptarse al entorno sin poder huir o resguardarse de las situaciones ambientales adversas. 

Es por eso que frente al entorno cambiante, los vegetales activan mecanismos de respuesta genéticos, bioquímicos, fisiológicos y morfológicos para poder sobrevivir y desarrollarse bajo condiciones subóptimas. 

De todos modos, estos estímulos de adaptación tienen un coste fisiológico y energético para las plantas, que cuando forman parte de cultivos agrícolas se traduce en una reducción de la producción. 

A raíz del cambio climático global impulsado, entre otros factores, por el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media del planeta está aumentando. 

De todas formas, las consecuencias no se limitan a la temperatura, sino que actualmente se están produciendo importantes modificaciones de todas las condiciones climáticas. 

Entre algunos de estos cambios, cabe destacar el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, que pueden resultar muy perjudiciales para la agricultura, como el incremento en la intensidad y frecuencia de las olas de calor, episodios de sequía severa o inundaciones derivadas de las lluvias torrenciales. 

La producción citrícola en el mundo

Los cítricos forman parte de la subfamilia Citroideae, dentro de la familia Rutaceae.

La mayoría de las especies de cítricos cultivadas son del género Citrus, con origen en la antigua Asia desde donde se exportaron al sur de Europa y, desde allí, al resto del mundo. El cultivo de cítricos es uno de los más importantes a nivel global.

Hoy en día,  existen extensas plantaciones de cítricos en las regiones subtropicales de América, sur de Asia, sur de África y Australia. 

Además, hay importantes extensiones de cultivo en las zonas con clima mediterráneo, tanto en Europa como en otros continentes. 

España es el sexto productor mundial de cítricos para consumo en fresco y el primer exportador mundial de naranjas, mandarinas y limones. 

A nivel productivo y también comercial, el sello más distintivo de la oferta citrícola española es la mandarina con un volumen que supera cada temporada los dos millones de toneladas, y que se enfoca, fundamentalmente, en las provincias de Valencia y Castellón. 

Durante las últimas campañas, España superó la producción de 6,4 millones de toneladas de frutos cítricos. La exportación española de cítricos supera los 3,7 millones de toneladas, de las cuales el 68 % corresponden a la Comunidad Valenciana, lo que pone de manifiesto que la citricultura representa una de las primeras partidas de ingresos en el capítulo general de las exportaciones nacionales.

Según los datos recogidos en la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos, España cuenta con más de 300.000 hectáreas plantadas de cítricos, de las cuales más de la mitad corresponden a la Comunidad Valenciana.

En la citricultura actual, los árboles cultivados son, en realidad, la combinación de dos vegetales, una variedad productora que se injerta sobre un patrón que conforma la parte inferior del tronco y el sistema radicular. 

Uno de los  motivos principales para utilizar esta técnica de cultivo es la presencia de variedades de gran valor agronómico y buena producción que, sin embargo, no suelen tener buenas cualidades de tolerancia a salinidad, sequía, pH alto, inundaciones o plagas. 

La mezcla de un portainjerto con un sistema radicular muy resistente y una variedad de producción de elevada calidad pueden ofrecer garantías de durabilidad del árbol y mejoras en la producción y manejo del cultivo. Esta técnica también permite adelantar la producción en varios años.

En líneas generales, los cítricos se adaptan bien a diferentes climas, pero su crecimiento se ve limitado por las bajas temperaturas y heladas.Es por eso que los rendimientos van a variar dependiendo de cada región y el período de producción.