El cultivo del tomate en invernadero

En muchas regiones el cultivo del tomate se desarrolla dentro de invernaderos. En ese sentido, hay ciertos aspectos que el productor debe tener en cuenta para lograr una producción exitosa. 

En relación a los requisitos que hay que tener presente para el cultivo del tomate en invernaderos, el primer paso es disponer de una buena cantidad de compostaje muy compostado en el suelo con una mezcla de aminoácidos ecológicos. 

De esta forma, se garantiza una base rica en nutrientes para el saludable crecimiento de los tomates.

Además, para evitar el crecimiento de malas hierbas, es necesario instalar lonas sobre el compuesto. Esta práctica no sólo reduce la competencia con las malas hierbas, sino que también minimiza la necesidad de un deshierbe manual, que puede ser costoso y complejo. 

La función de los cultivos complementarios

Además de los tomates, es necesario plantar otras plantas como la albahaca dentro del invernadero. Esta presencia no sólo es estéticamente agradable, sino que también ofrece ventajas prácticas. La albahaca, por ejemplo, complementa los sabores de los tomates y actúa como repelente natural de plagas, promoviendo un entorno más equilibrado y saludable para el crecimiento de los cultivos.

Un rasgo crítico del cultivo del tomate es el trabajo manual necesario para su cuidado.Sacar los chupones y las pequeñas ramificaciones que se desvían del tallo principal, son pasos esenciales para asegurar un crecimiento óptimo. De esta manera, eliminando los chupones, se concentra la energía de la planta en el tallo central, brindando un desarrollo más robusto y una buena producción con tomates de buen tamaño y rico sabor. 

Esta tarea da cuenta de la atención meticulosa y el compromiso necesario para obtener resultados de calidad en el cultivo del tomate.

A medida que el tallo principal va creciendo, se ata en una estructura de tres o cuatro palos para erguir la planta y evitar que se rompa.

¿Cómo garantizar un buen sabor en los tomates?

Uno de los aspectos a tener en cuenta es la cosecha, realizarla en el momento óptimo es fundamental para preservar la frescura y la calidad de los tomates. 

El consumo de proximidad es importante para garantizar que los tomates lleguen a la mesa en su momento de máxima madurez y sabor, evitando largos viajes que podrían afectar a su calidad.

Los factores agronómicos de clima y suelo del tomate en invernadero

Dentro de la producción de tomates, la gestión de los factores agroclimáticos de manera es clave para el funcionamiento adecuado del cultivo, ya que existe una vinculación entre ellos y la acción de uno incide de forma significativa sobre sobre el resto de los factores.

Algunos de los factores agronómicos son: 

Temperatura

La temperatura óptima para el desarrollo del tomate es entre 20 y 25 ºC durante el día y entre los 15 y 18 ºC durante la noche. 

La planta del tomate necesita una variación entre la temperatura diurna y nocturna de aproximadamente 6 a 7 ºC. Es por eso que es clave plantarlo en las fechas justas.

Las temperaturas extremas provocan daños, afectan al crecimiento, desarrollo de la planta, al cuajado y a su producción.

Por lo general, temperaturas por debajo de 15 ºC presentan problemas de crecimiento y polinización. Y por encima de 35 ºC, se reduce la polinización y calidad del polen. 

La maduración del fruto está relacionada directamente con la temperatura. En ese sentido, una temperatura del suelo inferior a 12ºC es crítica para el desarrollo radicular del tomate y genera consecuencias que repercuten en el crecimiento de la parte aérea.

Humedad relativa

El nivel óptimo de humedad está anclado a la temperatura. La combinación de estos dos factores clave establecen:

  • La cantidad de vapor de agua presente en la atmósfera del invernadero.
  • El déficit de presión de vapor (DPV)
  • El estado de estrés de la planta.
  • La capacidad de transpirar y crecer.

La humedad relativa óptima oscila entre un 60% y un 80%. Niveles superiores favorecen el desarrollo de enfermedades aéreas como hongos y bacterias, agrietamiento del fruto, dificultan en la fecundación, aborto de flores, entre otros.

Niveles inferiores al 60% generan estrés hídrico, dificultan la fijación del polen al estigma de la flor y baja tasa de fotosíntesis.

Radiación

La producción de tomate es exigente en luz. Demanda entre 8 y 16 horas de luz diarias y una buena iluminación.

Niveles bajos de iluminación pueden generar:

  • Exceso de vegetación.
  • Ahilado de la planta.
  • Problemas en el proceso de floración y cuajado.
  • Menor tamaño y calidad del fruto.

Niveles altos pueden provocar: 

  • Parálisis del crecimiento.
  • Aparición de frutos deformes.

Suelo

El tomate no exige un tipo de suelo, pero si, se desarrolla mejor en suelos con buen drenaje.

Es por eso que son convenientes los suelos sueltos de textura silíceo-arcillosa y ricos en materia orgánica. 

El cultivo del tomate tiene una tolerancia a la salinidad hasta 3,5 dS/m en extracto saturado. Por arriba, de estos valores se incrementa la calidad del fruto, pero disminuye su productividad.

A modo de conclusión, se puede decir que el cultivo del tomate es una combinación de ciencia, arte y dedicación. Desde la preparación del terreno hasta la selección y cuidado de los tomates, cada etapa necesita de una atención meticulosa para obtener resultados satisfactorios.

Es por eso que con un compromiso con los principios ecológicos y una pasión por la calidad, los productores continúan haciendo posible la producción de tomates sabrosos, nutritivos y respetuosos con el medio ambiente.